Todos sabemos que, actualmente, la informática, la tecnología no es una opción sino una necesidad. Quizás, como emprendedor puedas preguntarte por la razón que sea si puedes prescindir de ella. Adelantamos que la informática para el emprendedor es tan imprescindible como llevar agua en el desierto.
No es tan descabellado pensar que haya personas que prefieran métodos tradicionales para realizar tareas de diversa índole en la vida cotidiana.
Todos conocemos a alguien a quien le cuesta adaptarse a las nuevas tecnologías, que prefiere un cuaderno de notas en vez de un “.doc”, o que no lleva móvil o utiliza el más antiguo de los antiguos porque es más sencillo y le dura más la batería.
Sabemos que hay colectivos a los que les resulta más complicada esta adaptación, como sería el caso de nuestros mayores, quienes, con suerte y un poco de paciencia, pueden llegar a utilizar un smartphone o un portátil. Eso sí, con ayuda cuando saltan mensajes, se reciben avisos de virus, cookies, actualizaciones, cuelgues, problemas de conexión, etc.
Si nos trasladamos al mundo de la empresa este patrón se puede repetir porque, no nos engañemos, los que llamamos emprendedores, no son únicamente cerebros tecnológicos de Silicon Valley que inician sus Startups y buscan financiación con “Business Angels”.
Emprendedora es, también, la vecina del quinto que trabajaba en una peluquería, y con unos ahorros se ha decidido a montarse por su cuenta. Emprendedor también es el agricultor o ganadero, que decide aumentar su producción para vender a mayor escala intentando buscar economías de escala y maximizar su beneficio. O ese familiar que trabajaba en una empresa como comercial y tras ser despedido decide montar un bar con 50 años.
Como particulares el de hecho no utilizar la tecnología, o hacerlo de forma básica quizás nos lo podemos permitir, pero como empresa creemos que sería un gran error prescindir de la informática o la tecnología por limitaciones propias. Sería, en cierta manera, ir en contra de lo que la palabra emprendedor significa.
Según la RAE, la definición de emprendedor es: “Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”. Adaptarse a nuevas tecnologías debería estar en su ADN.
Hacerlo no significa tener que cursar la carrera de informática o un máster acelerado por correspondencia. Bastaría, como mínimo, con:
- Contar con los servicios de una empresa de informática que nos asesore y realice el mantenimiento de los equipos informáticos de nuestra empresa
- Realizar un curso a nivel de usuario en el manejo básico de un ordenador y de los programas asociados a nuestra actividad, en caso de no contar con un trabajador que se ocupe de ello.
Está claro que esto supondrá un esfuerzo inicial, pero una vez vencidas las primeras reticencias, una vez entrados en materia, y habiendo empezado a sentirnos cómodos con los ordenadores y resto de tecnologías, empezaremos a descubrir un universo de posibilidades para mejorar nuestro negocio.
Descubriremos cómo tareas que antes tardábamos una hora en hacer ahora las gestionamos en cinco minutos. Veremos cómo trámites que nos quitaban horas de tiempo en desplazamientos ahora los solventamos en diez minutos. Comprobaremos cómo donde antes no teníamos datos en cuanto a la eficiencia de los procesos de nuestro negocio, ahora disponemos de ellos.
En definitiva, la informática nos abrirá un mundo de posibilidades, un mundo de soluciones a múltiples problemas que antes nos podían bloquear. Solamente con la información a la que tendremos acceso, o la unión a redes y grupos de personas con inquietudes y actividades iguales o similares a la nuestra, hará que nuestro esfuerzo haya valido la pena.
Nuestra peluquera descubrirá que puede tener datos fiables de facturación desglosada por tipo de servicio realizado, sabiendo tiempos empleados en cada uno de ellos, y cuales son más rentables, o podrá realizar pedidos online de determinados productos o material sin más que dar una tecla. Material que quizás provenga de otro país y que sin la informática no habría podido por si misma encontrar, como experta de su actividad.
Nuestro ganadero habrá implantado un sistemas automatizado de recolección de huevos de gallina, de alimentación, de climatización o de iluminación, y como no, de empaquetado. Y con un control total de cuando es necesario adquirir nuevos alimentos. A su vez, mediante una red local podrá compartir información entre los distintos departamentos (producción, transporte, empaquetado, etc).
Y nuestro hostelero llevará mejor los pedidos de cada mesa, sabrá los tiempos que los clientes permanecen en su establecimiento desde que piden la consumición hasta que se marchan previo pago de la cuenta, optimizará el proceso que va desde que el comensal pide su comida hasta que una vez pasada por cocina es servida en su mesa. Conocerá la rentabilidad de los diferentes platos de su carta. Podrá gestionar mejor su almacén de alimentos y bebidas.
Sabemos que la tecnología, la informática, puede implicar menos contratación de mano de obra humana pero, ¿cómo, sino, estar en condiciones de abaratar costes y salir a un mercado cada vez más competitivo? Este sería otro debate. Hoy por hoy, hay pocas alternativas a subirse al carro de la informática y la tecnología.
Es interesante, en este sentido, consultar el capítulo 5 “Digitalización” del informe realizado por FAEDPYME de CEPYME, en 2018, titulado “Análisis estratégico para el desarrollo de la PYME en España: Digitalización y Responsabilidad social”. En el mismo se puede observar cómo, todavía, existen márgenes importantes de mejora tanto por sectores (industria, construcción, comercio, servicios) como por áreas de tecnología (software, nube, web, ecommerce, CRM, entre otros.)
A modo de conclusión, podemos decir que no hay excusas para que los nuevos empresarios, sea cual sea su tamaño y forma de constitución, expriman la utilización de la informática en sus nuevos negocios. Al igual que no somos fiscalistas, abogados o financieros y contamos con empresas que nos ayudan, respecto a la informática no hay razón para no contar con una empresa de informática que nos ayude, oriente y asesore para maximizar las posibilidades que la tecnología tiene para nuestra empresa.
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