Es muy posible que, en el día a día de tu empresa, buscando proveedores para tu negocio, te hayas topado con el término ” producción flexible”, resaltado entre las características del sistema de producción utilizado.
Hace unos días, sin ir más lejos, me lo comentaba un amigo que tiene una pequeña empresa dedicada a la fabricación y comercialización de mermelada, Buscando un proveedor de etiquetas para su producto había visto que eti-nor, que es una fábrica de etiquetas adhesivas, lo resaltaba como un factor diferencial dentro del servicio ofrecido. Y me preguntaba en qué consistía exactamente la producción flexible.
Pensando que podía ser un tema de interés para más empresas decidí escribir un post que pudiera servir a otras pymes como la de mi amigo.
Qué es la producción flexible
El término producción flexible hace referencia a una metodología aplicada por Toyota, en sus primeros tiempos, a su cadena de montaje. Su finalidad no era otra que tener capacidad de reacción en la producción ante cambios de demanda, mediante el control tecnológico y automatizado de todos los procesos involucrados en las fases de fabricación de un producto.
Todo ello pretendía originalmente reacciones ágiles y rápidas que evitasen costes innecesarios de almacenamiento sin afectar a los tiempos de entrega. Actualmente se busca igualmente ofrecer máxima flexibilidad de adaptación a los gustos y necesidades del cliente.
En vez de almacenar materiales, maquinaria, repuestos, piezas y otros componentes de los productos objeto de fabricación se pretendía minimizar este almacenamiento creando un sistema automatizado que planificara los pedidos y minimizara los tiempos de entrega de tal forma que se incorporaran al proceso productivo en el momento en que era necesario y siempre bajo un pedido concreto.
De esta forma, y por poner un ejemplo del sector del automóvil, en vez de comprar 10.000 volantes para un modelo concreto de coche, se compraban los mínimos necesarios en base a la demanda prevista y se creaba un flujo ágil con los proveedores para que, ante la falta o cambios en la demanda de los modelos que se tenían en stock, se iniciara el pedido y el transporte con el tiempo justo para incorporarse al proceso productivo sin entorpecer el proceso de montaje ni provocar paradas indeseadas. De ahí el nombre que se dio a este proceso o metodología Just in Time.
Características de la producción flexible
Las principales características de la producción flexible son:
- Flexibilidad. Nos referimos a la capacidad de producir y entregar al cliente el producto que este demanda en lo que se refiere a forma, materiales, dimensiones, cantidades, lotes, etc.
- Productividad. Rapidez de reacción y de ejecución ante cualquier imprevisto que implique cambios de piezas o averías, lo que disminuye los tiempos de producción de cada pedido.
- Automatización. Verificación de piezas, transporte, identificación, etc
- Fiabilidad del proceso. El control mediante tecnología de todas las fases de producción hace que esta se realice con máximas garantías de éxito.
- Calidad. La inspección y control informático de fases críticas, con capacidad de anticipación y corrección hace que la garantía de un producto de calidad sea máxima, ya que cualquier anomalía va a ser detectada a tiempo para que no influya en el resultado final.
Un aspecto fundamental de esta metodología es la capacidad de inspección y de anticipación del sistema tanto para detectar fallos en la calidad de lo producido s, como para detectar defectos de funcionamiento de maquinaria.
Un buen ejemplo de esta metodología se puede ver en el proceso de fabricación de vehículos de la planta de Seat en Martorell. Es un engranaje perfecto, puntero dentro de la llamada Industria 4.0, en el que se han creado redes de maquinaria interconectadas, automatizadas y controladas de forma global.
Ventajas para las empresas
Implantar una metodología de fabricación flexible tiene indudables ventajas. Aunque hemos puesto ejemplos relativos a la industria del automóvil, que es donde originariamente surgió esta forma de producir, cualquier empresa que tenga claro los procesos de elaboración de un producto o servicio puede implantarlo y obtener las mismas ventajas.
Superada la etapa de implantación, seguramente la más complicada, los resultados hablarán por sí solos de la capacidad para ofrecer al cliente productos personalizados, tanto en la forma como en la cantidad, con mejores tiempos de entrega, con máxima calidad y con una buena relación calidad-precio gracias al incremento de la productividad y a la disminución de costes.
Consecuencia de lo anterior, la inversión en producción flexible va a derivar tanto en mejora de la imagen y reputación de la empresa, como en incrementos de facturación y rentabilidad lo que brindará más oportunidades de liderar su sector.
Como no puede ser de otra manera, a mi amigo y a cualquiera que lea este post no puedo dejar de recomendarle contratar con empresas que utilicen esta metodología ya que, aparte de las ventajas citadas para la propia empresa, el cliente se va a ver beneficiado por saber que el proceso del producto adquirido ha sido minuciosamente diseñado, controlado e inspeccionado y el proveedor ha dedicado tiempo y recursos económicos pensando, no solo en su rentabilidad, sino en la satisfacción del cliente.
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