Aunque la mayoría  sabemos qué es una página web y todos navegamos a diario por ellas, sólo unos pocos conocen  realmente lo que hay detrás  para que funcione correctamente. Dominio y hosting son la base inicial sobre la que se sustenta todo desarrollo web.

En el sector empresarial de nuestro país todavía tenemos un déficit de presencia web. En recientes estudios se reflejaba que apenas el 48% de las empresas contaban con una página web de su negocio.

Ese porcentaje es realmente pequeño, más aún si tenemos en cuenta que muchos de los negocios que ya cuentan con una web no la tienen actualizada o resulta demasiado  básica para sacarle el partido que a esta imponente tarjeta de visita y máquina de vender se le puede sacar.

Muchas webs se realizaron en su día con tecnologías como flash o se optimizaron para tamaños de pantalla y resoluciones que hacen que, hoy en día,  esas webs no se vean, o no sean fácilmente navegables y usables.

Todo ello sin contar con el  poco grado de actualización si nos paramos en los  contenidos que tengan, ya que muchas pueden ser de hace diez años,  y, una vez dotadas de contenido, nadie se ha molestado en revisarlo. Ahora pueden tener servicios que no están reflejados y otros, presentes en la web, que ya no realizan. Tener una web sin actualizar, al final, es como no tener nada si esta no es una imagen fiel del negocio en cada momento.

Dominio y hosting, la base

El problema es que muchas de estas empresas, tanto las que ya tienen web, como las que no la tienen ven el mundo de internet como un gran desconocido a la hora de implantar la presencia online de su empresa.

Lo primero que deben conocer son los términos dominio y hosting.

El dominio es el nombre por el que tus clientes y potenciales clientes te van a encontrar. Creo que esto está claro para la mayoría. Todos conocemos nombres de dominios como elmundo.es, elpais.es, rtve.es, google.com o tantos otros archiconocidos.

El hosting o alojamiento no es más que el servidor, con conexión permanente a internet, donde van a estar los archivos que componen nuestra página web. Aparte de dicha labor de alojamiento web, las empresas que prestan ese servicio ofrecen otros complementarios muy importantes y esenciales para todo proyecto web.

El Dominio

Los nombres de dominio, compuestos por el nombre  y una extensión del tipo .es, .com, .org, .bet, .eu, etc se contrata a través de las mismas empresas que ofrecen los servicios de alojamiento.

Elegir ese nombre de dominio en muchas ocasiones es sencillo y coincide con el nombre por el que la empresa es conocida. Puede ser conveniente darle una vuelta a dicho nombre si es muy complicado y largo, o difícil de pronunciar, de tal forma que si se hacen campañas, por ejemplo de radio, sería complicado dirigir a los potenciales clientes a dicha web, con un nombre que pudiera resulta confuso.

Por ejemplo, si nuestra empresa de motos eléctricas de lujo se llama  Moto Electrify Green  S.L. será bueno buscar un nombre más sencillo como motos-eléctricas o motos-ecológicas, por dar dos opciones.

En cuanto a la extensión (TLD -> top-level domain)  más utilizada es  “.com”, sobre todo si su alcance es internacional. Si la empresa opera sólo a nivel nacional, en España, será mejor que la extensión sea  “.es”. Tendrá prioridad en búsquedas de ese ámbito geográfico. Al final, tampoco es trascendental el uso de la extensión y muchas veces se utiliza el que esté libre para el nombre de dominio que más nos ha gustado.

Hay muchísimos TLD. Si te interesa puedes ver un listado en wikipedia.  Cómo verás, existen  extensiones como “.pizza”, “.madrid” o “.museum” por poner tres ejemplos curiosos. Si tu web es informativa elegir “.nfo”, puede ser interesante para que Google te de relevancia como web informativa.

No te obsesiones demasiado con el nombre que elijas. Lo fundamental es que identifique a tu empresa, que sea fácil de entender y de recordar. Si es comercio electrónico puede funcionar bien  que en el nombre de dominio aparezcan los productos o servicios vendidos. Aunque  que aparezcan palabras clave en los dominios no es ya tan relevante como antes para el posicionamiento.

De cara a mejorar la imagen, es recomendable que las cuentas de correo electrónico sean del tipo @minombrededominio.es(.com, etc) y a la hora de utilizarlo la sencillez y facilidad de ese nombre será un plus. Las visitas a la web vendrán sobre todo por una buena labor a nivel de SEO y si este falla, o como complemento de SEM, es decir, pagando para que te lleguen visitas mediante anuncios en buscadores, y para esto el nombre es secundario.

Por tanto, si no tienes todavía una web, ya sabes, métete en cualquier empresa que ofrezca alojamiento web y empieza a buscar si está libre el nombre de dominio que te gustaría.

El Hosting

Una vez que tengas el dominio, la siguiente fase es la del hosting. En este paso te aconsejamos que cuentes ya con especialistas para que el servicio de alojamiento elegido sea adecuado a la tecnología de tu futura web.

No te preocupes por el coste porque ambos servicios, el de alojamiento y el de registro del dominio, son muy económicos. Un dominio puede costarte 10 euros al año y un servicio de hosting medio entre 50 y 100 euros al año.

Deberás buscar aquel que te ofrezca las mínimas funcionalidades técnicas que tu web va a necesitar. Por ejemplo, si es de comercio electrónico y los desarrolladores te aconsejan hacerlo en Prestashop, que el servicio de alojamiento ofrezca la instalación de esta aplicación, actualizaciones, el lenguaje de programación y bases de datos asociados (php y mysql), etc. Lo mismo si la aplicación fuera WordPress, para estructurar la web tipo blog o Moodle si fuera orientada al elearning. Igualmente podría darse el caso de que se quisiera acudir al lenguaje ASP.NET, SQL server (para base de datos) y entonces las necesidades fueran diferentes.

En todo caso ese servicio de hosting debe tener un buen servicio de soporte técnico, un buen panel de control autogestionable y ofrecer escalabilidad para los casos en que las visitas y/o el tamaño de la web crezcan y se necesite más ancho de banda y/o espacio de almacenamiento.

Generalmente se empieza con servicios de alojamiento compartido,  aquel en el que los archivos de nuestra web se encuentran en un servidor que comparte espacio con los archivos de otras webs. Igualmente comparten ancho de banda de salida a internet. Si no se tienen muchas visitas y los archivos no son muy pesados esta solución es la más utilizada para la mayoría de las empresas.

Si se necesitara más ancho de banda, más memoria o más espacio habría que pensar en servidores dedicados, servidores virtuales privados (VPS) o servidores cloud. Más funcionalidades y prestaciones, lógicamente, con mayor coste anual.

Como decía, es cuestión de hablar con los especialistas en desarrollo web para que, en función de tus necesidades, te aconsejen el mejor servicio de alojamiento web.

Esta es la base, lo fundamental, por dónde empezar. No hay excusas para estar sin web en pleno siglo XXI. Dominio y hosting, lo primero y, como ves, accesible a todos los bolsillos.

Lo siguiente, el diseño de tu web. Y en este campo hay muchísimas opciones en cuanto alcance del servicio y precios. Esto tampoco supone una barrera para no tener ya la web de tu empresa online y accesible a tus actuales y futuros clientes.

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